Imparables: el poder de vestir un traje
Imparables: el poder de vestir un traje
Vestir un traje aporta a todo hombre un sinfín de cualidades que le dotan de una inmensa fuerza y seguridad. No sabemos que tiene esta prenda, pero sin duda, cualquier hombre que la luce conoce su inmediato poder. Levanta miradas, ensalza las formas, potencia actitud y seguridad en uno mismo. Y lo más importante, no se detiene ante nada, porqué un hombre con autoestima y seguridad personal, se vuelve imparable ante el mundo y los demás. Este post es una apología al traje, el clásico masculino por excelencia.
La personalidad de un hombre se forja a base de sus experiencias, sus costumbres y su impronta familiar. Un camino que sucede de dentro hacia fuera y que culmina su misión en la imagen personal que ese hombre lanza al mundo. Existen determinadas prendas que son potenciadoras de esta personalidad; que constituyen por si mismas una reivindicación de carácter y estilo; que dan fuerza a esa impronta que todo hombre lleva implícita, pero que con palabras no puede comunicar.
Cuando un hombre viste un traje, todo el discurso de lo que es se traduce en lo que muestra. Pocas prendas de vestir son capaces de lanzar al mundo un mensaje tan potente y sugestivo como esta. Un traje es sinónimo de clase, pero a la vez de dinamismo. De tradición, pero al mismo tiempo de modernidad. Un traje es versátil y se amolda a todos los momentos importantes de la vida, con colores, patrones y formas que posibilitan su adaptabilidad a cada evento o circunstancia, ya sea más o menos formal.
Sus potentes cualidades y su incomparable poder, son indisociables de algo que es labor personal de cada hombre: la actitud. La pasión y la seguridad con la que un hombre pisa el mundo, son intangibles que el dinero no puede comprar. Por eso es tan importante ponerla por encima de todo. Incluyendo a la hora de vestir. Saber llevar un traje dependerá siempre de esa actitud con la que se afronta la vida. Ser consciente de todo el contenido que transmite esta prenda y de su potente carga emocional, es algo esencial para que su magia surta efecto.
Está científicamente probado que la imagen personal influye directamente en el estado emocional. Así, un hombre que se conoce a sí mismo, que conoce la capacidad poderosa de esta prenda; que domina la elegancia de saber llevarla y combinarla con inteligencia según la ocasión, es un hombre imbatible y capaz de llegar donde se proponga. Porque mente y cuerpo son elementos inseparables y de su correcto equilibrio dependerá nuestra manera de afrontar la vida y la realidad. Motivación, poder, éxito, confianza para superar cualquier reto... ¿Se le puede pedir más a una prenda de vestir?
La vida es un fluir de emociones, un juego de espejos que nos devuelve mensajes de los demás que son necesarios para nuestra propia evolución y aprendizaje. La imagen que proyectemos en los otros será, en definitiva, revertida a favor o en contra en nuestra autoestima. Vestir un traje provoca irremediablemente que este fluir repercuta en positivo, potenciando calificativos como la elegancia, la distinción, el entusiasmo o la jovialidad. Porqué un traje no solo tiene la capacidad de transmitir cualidades al mundo, sino también de crear nuevos impulsos para pisarlo con mayor seguridad. Pues en la vida, como en la moda, todo, absolutamente todo, es cuestión de actitud.